jueves, 13 de enero de 2011

Jugando a la realidad

Hola, me llamo realidad y he venido a inundar tus días. Tal vez me recuerdes de otros episodios como “joder, realidad, tú otra vez aquí” o “deja de soñar, baja al mundo real”.
Vaya, me encantan las sorpresas, eso es algo que no voy a negar. Pero no las de este tipo.
 ¿No os ha pasado nunca que cuanto más estás metida en tus ilusiones, cuanto más te dejas llevar por la imaginación, la realidad hace acto de presencia al instante? Digamos, como si hubiera sido llamada desde algún sitio reclamando su ayuda. Algo parecido a cuando te encuentras inmersa en un sueño y, ¡zas!, te suena el despertador recordándote que comienza un nuevo día y haciéndote olvidar lo que hace dos segundos parecía tan real.
Pues sí, me pasa algo parecido. Cuando creo que las cosas van a suceder tal y como están previstas que lo hagan. Mejor dicho, como yo tengo previsto que salgan, todo da un vuelco y el polo norte pasa a ocupar el lugar del sur.



A ver, soy consciente de que quizás no sea la persona más realista del mundo (vale, no lo soy). Pero no sé, mi idealismo emocional me lleva a pensar que existe para hacer felices a las personas. Y no sé cómo, pero está empezando a convencerme de que su propósito no es precisamente tal. 


Personalmente, intento persuadirme de que todo, algún día, cambia. Pero es que pasan los días y yo no aprecio ningún cambio (y eso que soy bastante observadora la mayoría de ocasiones). Así que he decidido que voy  a mandar a mi idealismo de paseo por un tiempo y voy a llevar conmigo la realidad a todas partes. Voy a convertirla en mi must-have personal de esta temporada. Así, supongo que iré aprendiendo con el tiempo, y con su compañía. Cambiar de aires nunca viene mal. Se acabó esto de estar todo el día haciéndome preguntas idiotas que lo único que hacen es acercarme cada vez más a la depresión. ¡Os presento mi nuevo propósito! Con el objetivo de alcanzar la....



Aunque sé que los propósitos -la mayoría de las veces- se quedan simplemente en eso, en meras intenciones. Pero adoro esa sensación de ser feliz desde el instante en el que pasan a formar parte de mi vida. Es hora de cruzar la línea.
No Miedo, gracias. No necesito tu compañía ;)








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