Cúmulo de propósitos

Es difícil luchar contra el destino. Complicado tentar a la suerte. Creer en la casualidad de tu vida. Pensar en que todo está escrito. Decidir el camino a seguir.

Pero escoger una dirección supone tener que doblar la esquina y tomar la otra. Admitir el silencio, el miedo y la oscuridad. Aceptar demasiadas preguntas para ocultar la verdad que ya conoces. Atajar y luego buscar. Buscar para mirarte en el espejo y darte cuenta de que verdaderamente eres otra. Reconocer que es hora de marcar un rumbo.

Resulta doloroso ver que cuando alguien al que aprecias se va, intentas detenerlo con las manos, para que así, de algún modo, también nos quedemos con su corazón. Pero no es así.

Olvidar esos pensamientos que no conducen a ninguna parte es el reto de la vida. Una vida que no garantiza nuestra existencia. Un hoy que maquilla la felicidad espontánea con polvos de incredulidad.

 Tendemos a pensar que estar viva ya implica VIVIR. Pero lo cierto es que nada es así. Somos nosotros quienes podemos cambiar el rumbo o dejarlo escapar para siempre. Llámalo destino, casualidad o suerte. No hablo de creencias, se trata de tomar decisiones sin buscar culpables. Para así no poner nombre a nuestros fallos. No marcar tu vida con calificativos. 

Simplemente sal y déjate llevar. Sé el protagonista del papel de tu vida. Cree en ti. Nunca nadie dijo que fuese fácil, pero lo complicado es un grado. Un reto a asumir. Estar dispuesto a enfrentarte a tus decisiones. Madurar con el tiempo. Abrir el corazón sin miedos. Presentarte con luces de neón, y ganas. Nos queda un mundo por delante. Funcionará.

Por eso tenemos la capacidad de dedicar sonrisas sin necesidad de palabras. De mirar y gritar con el ama y callar con un beso..