… en círculos
Y nos derramamos
en la etereidad del cielo
que tenía
un verso límpido,
que dejó de
ser
y
metamorfoseó en materia gris.
Cada vez
más espesa,
extensa.
Cada vez
más profunda,
clarividente.
Y el caos,
sin-sen-ti-do,
se arrolló
en una mecánica dual
de
constelaciones que brotaban de tu boca.
Dibujabas
el aleatorio de un exponente infinito.
Nos
conjugábamos en oxígeno desteñido,
como un
robot oxidado, cuando sólo eras
acero
inerte.
Por eso
buscabas aterrizar,
en estéreo,
y perdías
el color.
Te lo
dejabas todo.
Qué bizzaros.
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murmullo